El “vivir” supone un hecho más amplio que el mero existir o subsistir.
Vivir es algo que todos hacemos, pero se puede vivir de muchas maneras. De aquí la importancia de todos los elementos que conforman la “vida” o la “vida digna”. Pero ¿qué es tener una vida digna? Hay muchas respuestas para esa pregunta y distintas percepciones en torno a ella. Yo me quiero centrar en una: tener una vivienda segura, saludable y sostenible. Las ciudades y los pueblos existen porque, sin duda, son el lugar de encuentro, de oportunidad, de conocimiento, de productividad, de intercambio cultural, pero existen porque los seres humanos nos necesitamos el uno al otro para existir. Y estos lugares tienen que seguir transformándose y adaptándose a lo que la gente necesite.
La infraestructura juega un papel muy relevante en la salud y calidad de vida de las personas y, mediante algunas medidas sencillas, altamente eficientes y económicamente factibles, se contribuirá a mejorar las condiciones de vida de las familias. Vale la pena destacar que el 6% de las viviendas o casas de América Latina y el Caribe tienen predominantemente suelos de tierra, lo que expone a millones de familias al riesgo de contraer enfermedades graves e incluso mortales. Desde Progreso, estamos convencidos que el cambio de vida comienza con una vivienda digna y segura. La necesidad de protección que es intrínseco al ser humano, hace que su casa ocupe una posición básica e indiscutible en su vida y la convierte en objeto de derecho humano fundamental.
A partir de ahí nace el proyecto “Pisos S3”; una iniciativa de Cementos Progreso, en alianza con Hábitat para la Humanidad, y contando a su vez con la colaboración de la Federación Interamericana del Cemento (FICEM), el Instituto del Cemento y Concreto de Guatemala (ICCG) y la Red Global de Empresarios Indígenas. Con el objetivo de promover el desarrollo humano equitativo y sostenible, a través de la mejora de la habitabilidad y la defensa del derecho de las personas a tener una vivienda digna, y cuyo significado de “S3” se debe a Pisos Saludables, Seguros y Sostenibles.
En Progreso imaginamos con la cabeza y construimos con el corazón; motivo por el cual la iniciativa surgió partiendo de la trascendencia y vivencia del propósito de la compañía: “Construir juntos el país donde todos queremos vivir”. Y, aunque hace apenas un año que iniciamos, recientemente ya nos encontrábamos celebrando el piso 100 en San Juan de Sacatepéquez, cumpliendo una vez más nuestro objetivo propuesto y brindándoles la oportunidad a más de 100 familias hasta ahora de tener un piso de concreto en sus hogares; familias que pasaron de tener los pies en la tierra, ¡a tener los pies en el suelo!
Este tipo de realidades son las que nos inspiran y nos impulsan a seguir construyendo y creando valor, sobre todo si están en juego derechos tan fundamentales, como es tener un piso digno sobre el que una madre pueda andar descalza, o un niño jugar con sus juguetes. Historias como la de Silvia o Maria Natalia, dos madres de familia de San Juan de Sacatepéquez y beneficiarias del programa, quienes expresaron la importancia de contar con un suelo de cemento sano, seguro y sostenible en sus hogares, que les ha permitido disminuir los resfriados de sus hijos y por lo tanto, tener una nueva oportunidad para ser más felices y vivir en condiciones saludables.
En el estudio realizado por el Banco Mundial y la Universidad de California se respalda el éxito del proyecto, al igual que los resultados tan beneficiosos que las familias están experimentando a través del programa “S3”, señalando que los pisos de concreto mejoran entre el 36% y 96% del desarrollo cognitivo de los niños y la reducción de enfermedades gastrointestinales y de piel.
Un “proyecto solidario”, como está siendo “S3”, es vital en estos tiempos y las empresas pueden colaborar en estrechar el desequilibrio aún vigente de viviendas dignas que hoy reclama la sociedad. El efecto de la suma de todos será grande, muy grande, si nos proponemos a cumplir este propósito.