En un mundo en constante transformación, donde cada día se plantean nuevos desafíos, es imprescindible que nos detengamos a reflexionar sobre el camino que estamos trazando. Nos encontramos en un punto crucial de nuestra historia, donde nuestras acciones tienen un impacto profundo en las generaciones venideras. Así como un tejido delicado y complejo, el entramado de la sostenibilidad se erige como un pilar fundamental para garantizar un futuro saludable y próspero.
Puedo decir, que he tenido el honor de observar de cerca el impacto de nuestras acciones en la comunidad. Sin embargo, también he sido testigo de las brechas que debemos superar, especialmente en áreas tan vitales como la salud. Recientemente, hemos sido confrontados con el aumento del 11% en los precios en productos relacionados a la salud, una situación que no podemos pasar por alto. Esta problemática no es desconocida para nosotros ni para instituciones como FUNDESA, que en colaboración con USAID, ha identificado y evaluado los desafíos que enfrentamos. La transparencia en la rendición de cuentas sobre los inventarios de medicamentos y su distribución es un paso esencial para abordar este problema. Es un llamado a la acción que no podemos ignorar, pues impacta directamente en el bienestar de nuestros ciudadanos.
Es así, como la sostenibilidad va más allá de la preservación del medio ambiente. Se extiende al ámbito de la salud, entre otros, donde se revelan conexiones profundas y a menudo pasadas por alto. Desde el centro de salud, observamos cómo la atención primaria se convierte en el cimiento de una edificación mucho más grande. Si no brindamos la ayuda adecuada en los primeros años de vida a nuestros niños, o en los primeros estadíos de las enfermedades, nos encontramos con una cadena de consecuencias que afectan a la sociedad en su conjunto. La desnutrición crónica, las afecciones evitables y la saturación de los hospitales son los eslabones de una cadena que debemos romper.
En esa línea, a través de los proyectos que impulsamos desde FUNDESA, como el control de compras y el uso de tecnología automatizada, se han reducido pérdidas en inventario, se ha aumentado la disponibilidad de medicamentos y se ha liberado presupuesto para una atención más sólida.
Sin embargo, como en toda gran organización, los desafíos son comunes. Restricciones financieras, sistemas obsoletos y la falta de sincronización entre actores presentan obstáculos en nuestro camino hacia una atención médica sostenible. Pero estos obstáculos son oportunidades disfrazadas. A través de la mejora continua en las metodologías, en capacitación del recurso humano y la alineación de esfuerzos, estamos labrando una senda firme hacia un sistema de salud más resiliente y eficiente.
La sostenibilidad, como una brújula moral y pragmática, nos insta a asegurar que las necesidades del presente no pesen sobre las generaciones por venir. En ese sentido, al nutrir y cuidar de nuestra población, estamos sembrando las semillas de un futuro próspero. Así como un río que nutre la tierra y sostiene a la vida que la rodea, nuestra labor hoy será la fuente de vida y esperanza para las generaciones futuras.
En este viaje hacia la sostenibilidad y la salud, cada elección, cada paso adelante, moldeará la travesía de nuestro país. Juntos, tejamos la red que protege a nuestros ciudadanos, que promueve la dignidad y el bienestar, y que asegura que nadie quede atrás. Unidos en esta visión, podremos mirar al futuro con gratitud y esperanza, sabiendo que nuestras acciones de hoy son las raíces del mañana.