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[Revista Construir] Por un legado verde

Por diciembre 15, 2021febrero 8th, 2022Sala de prensa

Por José Miguel Torrebiarte, vicepresidente de Progreso.

Sin importar en qué país nos encontremos, la construcción es lo que mejor refleja el avance y desarrollo de nuestra sociedad. Nuevas soluciones habitacionales, nuevos hospitales, nuevas oficinas y nueva infraestructura son la muestra tangible de la capacidad que tenemos los seres humanos para moldear y construir juntos la región en la que queremos vivir. Cuando se trata de legado, son las estructuras de cemento que, por cierto, duran por lo menos 100 años, las que juegan un papel fundamental en la huella que dejamos a las nuevas generaciones. En estas podemos dar cuenta de nuestra visión de futuro y desarrollo, al mismo tiempo en el que ofrecemos soluciones a distintas problemáticas y eventos en el día a día.

Por esta razón, la sostenibilidad en la industria de la construcción es fundamental para garantizar que en el futuro los edificios y carreteras que hoy estamos construyendo, sean un lugar digno de ser preservado. Así como hoy vemos asombrados las pirámides de la Civilización Maya, vestigios de la grandeza y forma de vida de civilizaciones antiguas, nuestros desarrollos actuales pueden ser vistos como nuestro legado a los ciudadanos que aún están por venir. Sin embargo, y para garantizar que ese legado sea positivo, es importante que la industria de la construcción continúe con su compromiso de sostenibilidad.

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En este contexto, es imperativo que todos seamos conscientes de los mecanismos con los que contamos para la reducción de riesgos y posibles impactos. Convencido de que en los próximos 10 años necesitamos aumentar significativamente el PIB de nuestra región para reducir la migración irregular y mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos, tenemos que empujar el crecimiento económico con mucha más infraestructura vial, portuaria, entre otras, para generar bienestar económico. Y al mismo tiempo, debemos también buscar ser más eficientes y sostenibles para reducir el impacto ambiental de la industria de la construcción. Promoviendo un desarrollo responsable con el medio ambiente.

Particularmente, es fundamental que en los procesos que requieren materiales de construcción como el cemento y el acero, se promueva el uso consciente de opciones eficientes y sostenibles desde el punto de vista de la huella de carbono. Cementos con un menor contenido de clinker (material resultante de calcinar la piedra caliza y que luego se mezcla con otros como arcilla para formar el cemento) y diseños que tengan en cuenta la eficiencia energética, ayudan a que las edificaciones construidas puedan seguir transmitiendo ese legado del presente mientras administran el impacto negativo y contribuyen al clima de oportunidades para el desarrollo. Las eficiencias y mejoras en la huella de carbono que se consiguen en una parte de la cadena, como la producción de cemento, son fácilmente transmisibles a todas las demás partes y son una oportunidad que no se debe desaprovechar en la reactivación que está experimentando la industria luego de la pandemia.

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En Progreso, por ejemplo, ofrecemos a nuestros clientes compuestos de la más alta calidad que fueron producidos de forma eficiente y con la ayuda de equipos de última generación para garantizar el cumplimiento de estándares ambientales en cada tonelada producida. Hoy nuestro cemento es uno de los más verdes del mundo desde la evaluación de su factor clinker y las emisiones de gases de efecto invernadero por cada tonelada producida. Al mismo tiempo, apoyamos y ejecutamos proyectos de reforestación, desarrollo de plantas de tratamiento de agua y colaboración con autoridades locales para impulsar la sostenibilidad de nuestras operaciones y de las comunidades aledañas.

Cuando un edificio se construye con este tipo de materiales sostenibles, está reduciendo su huella de carbono desde los materiales de sus cimientos y consolidando un legado verde del que se puedan sentir orgullosas las nuevas generaciones. Así, cuando nuestras edificaciones de 100 o 200 años hagan parte del patrimonio histórico de nuestras sociedades, serán un hito no solamente de desarrollo, también de compromiso y resiliencia ambiental.