Skip to main content

La inversión extranjera rompe con el círculo vicioso de la pobreza

Por enero 11, 2023febrero 27th, 2023Reflexiones

En economía, el término interdependencia económica internacional hace referencia a las interrelaciones existentes entre países y que hacen que lo que sucede en una parte de la economía mundial afecte a otras. Surge como resultado o consecuencia del intercambio internacional de bienes y servicios. En los últimos años, la apertura externa de las economías ha influido a que la interdependencia económica internacional haya crecido notablemente.

Todos los países requieren de ayuda para satisfacer sus necesidades prioritarias; mientras aquellos países excedentarios buscan materias primas en otros mercados para asegurar sus industrias o para colocar sus productos; otros países más deficitarios necesitan financiación y tecnología proveniente de aquellos más desarrollados. De esta interdependencia resulta el comercio internacional y, por tanto, la inversión extranjera.

En este contexto, la cooperación es esencial para que este proceso económico funcione y sea dinámico. Sin inversión, no hay desarrollo y sin desarrollo, no hay crecimiento. Una de las ventajas que gana un país que promueve la inversión extranjera es la transferencia tecnológica al introducir procesos innovadores, nuevos productos y nuevas visiones de desarrollo, lo que se traduce en más y mejor beneficio para sus economías.

La inversión externa directa (IED): clave para las economías que la reciben

La inversión puede destinarse al sector inmobiliario o de servicios, para fines científicos, para infraestructuras e instalaciones, para maquinaria y equipos, educación, sanidad, turismo, agroindustria, comunicaciones o textil, entre otras muchas alternativas y siempre será una ventaja por el simple hecho de que a través de esa inversión se obtendrán más y mejores recursos.

En principio, a mayor inversión extranjera, más crecimiento económico, más exportaciones, más empleo, más divisas y más renta por habitante en el país receptor. Con ello, podemos concluir que la inversión extranjera rompe con el círculo vicioso de la pobreza.

Aun cuando pueden surgir opiniones diversas sobre el impacto de la IED en los países, lo cierto es que, por lo general, en torno a ello se generan ciertos beneficios concretos como el desarrollo, la innovación, el empleo, los ingresos fiscales y la competitividad de la economía (receptora) que se beneficia con la inyección de capital, la tecnología, la experiencia directiva y las competencias del inversor.

Según el Programa Nacional de Competitividad (Pronacom), durante los primeros dos meses de este último año, Guatemala sumó 243 millones de dólares en IED, suponiendo 19.7% más que en el mismo período del año pasado; recibiendo 125 millones de dólares de capital extranjero en enero y otros 118 millones de dólares en febrero. De esta manera, y en tan solo los primeros meses, nuestro país generó más de 1.941 nuevos empleos y nuevas oportunidades de vida para los ciudadanos guatemaltecos, donde a su vez, estas inversiones desencadenan un desbordamiento de la tecnología, ayudan a la formación de capital humano, contribuyen a la integración en el mercado internacional y promueven la creación de un clima de mayor competencia en los negocios y acrecientan el desarrollo de las empresas.

Estas inversiones son el resultado de las oportunidades que el país está ofreciendo a las empresas extranjeras las cuales han depositado su confianza en Guatemala para instalarse y hacer negocios. El trabajo público-privado que se ha realizado en el marco del proyecto ‘Guatemala No se Detiene’ es una muestra de ello. Todo esto, contribuye a un mayor crecimiento económico, que es la herramienta más potente para aliviar la pobreza de los países en vías de desarrollo. Si bien hemos logrado dichos resultados impactantes en los primeros dos meses, la pregunta es ¿dónde nos encontramos ahora respecto a la IED?

Cabe resaltar que, según Pronacom, Guatemala estableció como meta recibir 1.500 millones de dólares en el año 2022. Sin embargo, no sólo hemos logrado alcanzar dicha meta establecida sino que la hemos superado satisfactoriamente; acumulando un total de 1.816 millones de dólares en IED.

Cifras que ponen en valor el esfuerzo y trabajo de todos los guatemaltecos que luchan por nuestro país, cimentando y construyendo el país donde todos queremos vivir. Y, aunque considero que vamos por muy buen camino, nuestro reto sigue siendo cómo hacer de Guatemala un país más atractivo para la inversión extranjera. Aún nos queda trabajo por hacer. ¡Vamos a por el 2023!