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Educación/Juventud

Transformando desafíos en oportunidades: El futuro del talento en Guatemala

Por Educación/Juventud, IDEAS, Reflexiones

Al estar pasando por los seis primeros meses de este gran año, es primordial revisar cómo está el panorama laboral en nuestro país. Los recientes hallazgos del Estudio Brechas de Talento presentado por la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA), son un buen punto de partida. 

Identificar las brechas en el mercado laboral es también medir las expectativas de las empresas: el 66.18% de las empresas indica que la dificultad principal es atracción de candidatos con habilidades técnicas específicas adecuadas, 50.00% indican que es altas expectativas salariales y 45.59% indica que es falta de experiencia relevante en los candidatos. Nos enfrentamos al desafío de encontrar personas con las habilidades generales y específicas que buscamos, a menudo exacerbado por las altas expectativas salariales de los candidatos y la falta de experiencia relevante. En este sentido, es crucial explorar cómo podemos mejorar nuestros programas de formación para cerrar la brecha entre las habilidades que buscamos y las que los candidatos ofrecen. 

Las 149 empresas encuestadas esperan crear más de 10 mil vacantes para este año, lo que implica un crecimiento esperado del 26.8% en la fuerza laboral encuestada, pasando de 39 mil a 50 mil trabajadores aproximadamente durante el 2024.

Ahora, ¿cómo reducir estas brechas?

En este compromiso, destacamos la labor crucial de la Fundación Kinal, con 62 años de historia en Guatemala, Kinal es un centro educativo privado y sin ánimo de lucro dedicado a formar integralmente a jóvenes y adultos en áreas técnicas y tecnológicas. Respaldada por Progreso con el apoyo equivalente a cinco becas completas para estudiantes cada año, Kinal se destaca por ofrecer una educación integral desde los 12 años hasta el Técnico Superior Universitario, estructurada en cuatro Programas o Escuelas adaptados según la edad y el nivel académico de los alumnos. Su misión es influir positivamente en el trabajo, la familia y la sociedad de sus estudiantes, promoviendo valores como el respeto, el espíritu de servicio, el trabajo bien hecho y la libertad personal responsable. Aplaudimos su labor al capacitar a muchos guatemaltecos y contribuir a la disminución de la brecha de talento en el país.

El estudio también destaca las competencias más buscadas por las empresas, tanto generales como específicas. Respecto a las competencias generales, habilidades como Orientación al Servicio, Gestión del Tiempo y Aprendizaje Activo son fundamentales, con una demanda del 67.35%, 63.27% y 59.18%, respectivamente. Además, se destacan competencias específicas como actividades de gestión administrativa (57.1%), atención al cliente (24.5%) y estimación de costos (16.3%). Es crucial colaborar estrechamente con la academia para alinear los programas de formación con estas demandas del mercado, preparando así a los jóvenes para enfrentar los desafíos laborales con confianza y competencia. Un ejemplo de ello es el Programa Valentina Entendido. Aquí tienes el párrafo adaptado con la inclusión del Programa Valentina, una plataforma de capacitación y colocación de talento que se enfoca específicamente en desarrollar habilidades blandas en los candidatos necesarias para el empleo. Dado el bajo nivel de capacitación en habilidades blandas, el Programa Valentina aporta un valor significativo en el cierre de estas brechas.

Además, el estudio arroja luz sobre la cuestión salarial, mostrando una amplia variabilidad según el sector y el nivel educativo. Si bien estos datos son reveladores, también plantean interrogantes importantes sobre la equidad y la calidad de vida de la población.

La urgencia por la capacitación y generación de competencias de la población no solo responde a las demandas empresariales, sino que también contribuye a mejorar la calidad de vida de los candidatos al proporcionar un mayor acceso a empleos dignos. Como líderes empresariales, es esencial que trabajemos en conjunto con las autoridades pertinentes para establecer políticas que promuevan la educación y formación laboral para lograr  la equidad salarial y el bienestar de todos los trabajadores.

Un aspecto especialmente alentador del estudio es el caso de las pasantías. Con un impresionante 79% de empresas que tienen programas de pasantías activos, y un 91% reportando experiencias positivas, queda claro que estas iniciativas son una herramienta poderosa para la formación y el desarrollo de talento. Debemos seguir fomentando y fortaleciendo estos programas, asegurando que sean accesibles y equitativos para todos los jóvenes que buscan ingresar al mundo laboral.

Sin duda, vivimos en un país con muchísimo potencial para explotar. El Estudio Brechas de Talento nos brinda una invaluable hoja de ruta para el futuro de nuestro mercado laboral, y es pertinente saber aprovecharlo. Si bien enfrentamos desafíos significativos, también tenemos ante nosotros una oportunidad sin precedentes para transformarlos en oportunidades de crecimiento y desarrollo.

Este estudio, resultado del trabajo conjunto de la iniciativa Guatemala No Se Detiene, marca un hito crucial en los esfuerzos por promover la colaboración entre el sector privado y la academia para impulsar el desarrollo integral de nuestra nación. Al adentrarnos en los detalles revelados por este estudio, nos encontramos con una abundancia de información que nos permite trazar un mapa claro de las necesidades y desafíos que enfrenta nuestro mercado laboral. Con la participación de casi 40,000 empleados en el país, hemos obtenido una perspectiva amplia y detallada de la situación actual. 

Trabajando juntos, como empresarios, académicos y líderes comunitarios, podemos construir un futuro más próspero y equitativo para todos los guatemaltecos.

La juventud conectada

Por Educación/Juventud, Reflexiones

En un mundo vertiginoso, digital y globalizado, las nuevas generaciones son el faro que guía el camino hacia el futuro. Durante agosto, hemos celebrado el  Día Internacional de la Juventud, destacando la importancia apremiante de equipar a nuestra población más joven con las habilidades necesarias para prosperar en este entorno de constante cambio.

Podemos iniciar mencionando la alfabetización digital, entendida como la capacidad de las personas para llevar a cabo diversas tareas mediante medios digitales, comprendiendo y aplicando ese uso para su vida y aumentar su productividad y eficiencia. Es por ello que, en mi opinión, se presenta como un componente esencial para el desarrollo en la era moderna. Este entendimiento tecnológico no solo amplía las oportunidades educativas y laborales, sino que también permite a los jóvenes participar activamente en una sociedad cada vez más globalizada.  Según el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), acerca de la educación, algunas de las pérdidas de aprendizaje que los jóvenes experimentan son: el riesgo de abandono escolar 2,5 veces mayor que antes de la pandemia y disminución de sus ingresos anuales entre 15.000 y 30.000 dólares a lo largo de su vida, debido a un menor rendimiento educativo. Por ello, el acceso a la información y el uso responsable de la tecnología son habilidades fundamentales para navegar en el mundo actual.

El pensamiento crítico y la resolución de problemas son competencias clave que empoderan a la juventud para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Estas habilidades les permiten analizar situaciones, cuestionar supuestos, evaluar evidencias y tomar decisiones informadas. Al desarrollar un pensamiento crítico sólido, los jóvenes pueden afrontar los problemas complejos que surgen en nuestra sociedad y encontrar soluciones innovadoras y sostenibles.

La colaboración y la adaptabilidad también juegan un papel crucial en el éxito de estas nuevas mentes en un mundo interconectado. La facultad de trabajar en equipo, valorar la diversidad de perspectivas y adaptarse a entornos cambiantes son competencias esenciales para alcanzar metas colectivas y responder eficazmente a los desafíos globales.

Para que nuestros futuros líderes desarrollen estas habilidades, es fundamental fortalecer los entornos educativos y laborales. Esto incluye una mayor integración de la tecnología en la educación, la promoción de la creatividad y la innovación en los programas educativos, y el fomento de oportunidades de aprendizaje práctico. Asimismo, es importante brindar apoyo y mentoría para que los jóvenes puedan prosperar y alcanzar su máximo potencial.

En este contexto, el evento «Breakthrough to a Better Future« adquiere un significado especial. Apoyado por las Naciones Unidas y sus colaboradores, este evento reúne a 1.000 chicos y chicas líderes de todo el mundo, para abordar asuntos internacionales, el desarrollo sostenible y la educación. En mi opinión, es una oportunidad única para que representantes de nuestra juventud guatemalteca conecten con líderes jóvenes apasionados y comprometidos, y así se abra la puerta a nuevas ideas y soluciones que pueden transformar positivamente nuestro país y región.

Se necesita desarrollar también una infraestructura digital sólida para que más niñas y niños puedan conectarse al mundo virtual y tener acceso a la educación. La pandemia, a pesar de ser una causa externa,  ha dejado en evidencia que no se pudo afrontar adecuadamente el tema educativo, resultando en un preocupante rezago en Latinoamérica.

Un ejemplo inspirador de solución, es el enfoque de Salvador Paiz y su fundación, Funsepa. Desde su perspectiva, el futuro de la educación implica un esfuerzo consciente para llevar la cobertura digital a niveles nunca antes vistos. Pasar de la baja cobertura actual, marcada por el escaso acceso y falta de maestros, hacia un mundo digital más amplio y conectado, permitirá que la juventud acceda a recursos y oportunidades que antes les eran inalcanzables.

Desde Progreso, estamos convencidos de que la tecnología y la educación son nuestras herramientas clave para impulsar el desarrollo social de los jóvenes en la región. Está en nosotros como sociedad proveer el terreno fértil de educación y tecnología para que nuestros jóvenes crezcan y se conviertan en líderes transformadores de un futuro próspero y equitativo.

 

¡Generaciones unidas por el cambio!

Por Educación/Juventud, Reflexiones

Creo que todos somos conscientes de la controversia en la que se ha visto envuelta la Generación Z en los últimos años, como su sensibilidad ante las problemáticas sociales, su demostración abierta de sus emociones y pensamientos, el cuidado de su salud mental sobre todo con entornos autoritarios, entre otros. Y es que hay ciertos aspectos de esta generación con la que algunas personas están de acuerdo y otras en desacuerdo. Sin embargo, un punto en el que todos podemos coincidir es en que, para bien o para mal, los jóvenes conforman una generación disruptiva e innovadora en sus ideales. 

Pero, aquí es donde me pregunto: ¿Qué sucede si, en lugar de juzgar o discutir quién tiene la razón, nos ponemos a pensar en aquellas cualidades que tienen los jóvenes del presente y que quizá no tuvimos las generaciones anteriores? ¿Y cuántas de estas características positivas son capaces de transformar el mundo y hacerlo un lugar mejor?

Puede que sea una perspectiva optimista, pero pienso que si nos detenemos a reflexionar sobre las capacidades que hacen a la juventud de hoy única, podemos obtener  una lista más extensa de la que nos imaginamos y llegar a conclusiones sorprendentes. Por ejemplo, se trata de una población con una gran capacidad de adaptabilidad y de reacción rápida y positiva a los cambios en su entorno. Son personas flexibles, y por esa misma razón, almas libres que buscan esa misma flexibilidad en sus espacios de trabajo.

Al mismo tiempo, son altamente competitivos. Al ser la primera generación en haber crecido rodeada de las nuevas tecnologías, la Generación Z tiene una mentalidad asociada a la innovación, el desarrollo y el progreso de manera innata. Los jóvenes están demostrando cómo es que son capaces de aprovechar su condición de nativos digitales para generar nuevos conceptos y oportunidades a nivel económico, político, social o cultural.

En esa línea, han desarrollado desde la niñez un agudo sentido de la intuición empresarial, al haber sido testigos de cómo tantos negocios exitosos han sido fruto de una buena idea, trabajo duro, y la ayuda de herramientas tecnológicas que jueguen a favor de ella. 

Por esa misma razón, es que los jóvenes de hoy tienden y son más arriesgados a emprender en mayor escala que sus predecesores. Además, esta nueva visión empresarial los motiva a ser bastante más exigentes con los estándares que tienen sobre sus lugares de trabajo: son conscientes de su valor, lo reconocen y lo honran. Y, a su vez, a ser menos tolerantes con los ambientes de trabajo hostiles o autoritarios.

Sin embargo, estas características, que podrían relacionarse con una excesiva ambición o arrogancia en el ambiente laboral, en la práctica se traducen en manifestaciones muy distintas. Según un estudio del Workforce Institute, la Generación Z se caracteriza por buscar el apoyo de sus jefes y supervisores, y valora mucho las enseñanzas que personas de mayor jerarquía puedan compartir con ellos. Así, este último punto demuestra que pese a ser adultos autosuficientes, tecnológicos y listos para enfrentar el mundo y hacer de él un lugar mejor, aún son seres conscientes de la sabiduría que generaciones anteriores pueden impartir. De esta forma, se transmite la cultura y los valores para una mejor cohesión, convivencia y toma de decisiones en su vida personal y laboral.

Esta reflexión me lleva a preguntarme: siendo conscientes de las múltiples diferencias que nos separan de la nueva generación, más allá de la cronológica, ¿queremos realmente seguir marcando estas diferencias generacionales? ¿O queremos ser agentes de cambio y colaborar de manera colectiva, trazando puentes que aporten a la construcción de una mejor sociedad para las generaciones futuras?

Yo voy por lo segundo. Siempre podemos dar el primer paso: proponer debates donde cada generación pueda aportar un punto de vista diferente pero igualmente valioso, que fortalezca y diversifique las conversaciones y nos dé una mirada nueva sobre nuestra realidad actual. Mediante estas oportunidades y los consensos, estoy seguro de que, en conjunto, podemos aprender unos de otros, desafiar juntos el status quo y construir un futuro brillante y sostenible para todos.