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De los éxitos a las metas: La ruta del 2025

Sin duda, el 2024 nos dejó grandes logros y avances, pero también un camino desafiante e ilusionante para este 2025. 

Nuestro país tiene una enorme capacidad de resiliencia y gente con un talento excepcional. Es una alegría decir que hoy ya somos muchos los agentes que trabajamos unidos para garantizar que este potencial que nos caracteriza, se traduzca en un futuro próspero: empresas, instituciones, comunidades, líderes, expertos internacionales, Gobierno, etc. El camino es largo, pero cada paso dado con visión, esfuerzo y colaboración nos acerca a una sociedad más próspera. ¿Por dónde empezar en este 2025?

Son tres los temas que me gustaría destacar como resumen del año. En primer lugar, tenemos que seguir trabajando sobre la modernización de la infraestructura del país. Este es un asunto que debe ser atendido como prioridad; así lo hemos hecho en el 2024, y así debe seguir siendo en este nuevo periodo. La infraestructura es uno de los pilares fundamentales del progreso de una nación: atrae inversión extranjera directa, genera empleo, nos hace más competitivos y mejora la calidad de vida de todos los guatemaltecos.

Actualmente, contamos con un bajo promedio de eficiencia en inversión de infraestructura, lo que ha ralentizado nuestro crecimiento y desarrollo como país. Sin embargo, este panorama comienza a cambiar gracias a dos importantes logros alcanzados el año pasado. Uno de ellos es el Fondo Revolvente para la Preinversión en Infraestructura, una iniciativa que promete generar inversión en el sector de infraestructura, impulsando así mayores oportunidades de desarrollo. Este Fondo, lanzado en septiembre dentro del Plan Guatemala No Se Detiene, es el resultado de los esfuerzos del Gobierno junto con el apoyo de Fundesa y USAID. Con un capital inicial de siete millones de dólares, financiará estudios de preinversión en proyectos críticos de infraestructura, facilitando su ejecución y beneficiando a miles de guatemaltecos.

Continuando con este tema, saludamos el logro de la tan esperada Ley de Infraestructura Vial Prioritaria. Sin duda, este ha sido el gran hito del 2024 pues es una Ley que promete traer beneficios como la atracción de inversión y crecimiento económico; un nuevo modelo de gestión de la red vial que, por primera vez, responsabiliza a los operadores por su mantenimiento; y la modernización del derecho de vía. ¿El desafío que se aproxima? Dar los siguientes pasos para que se reglamente y entre en funcionamiento debidamente. 

Por otro lado, un tercer tema al que debemos tratar con atención es la eficiencia en nuestras instituciones del Estado, asunto sobre el que hemos venido reflexionando mucho en el 2024 y que es claro que  ayuda a potenciar la confianza por parte de los inversionistas extranjeros en nuestras tierras. Las empresas buscan establecerse en países de forma rápida y Guatemala presentaba desventaja en este aspecto, ya que se necesitaba un tiempo aproximado entre 8 meses a 2 años para que una empresa inicie operaciones, mientras que en otros países, como México, el proceso culmina en 2 a 3 meses. 

En octubre pasado, desarrollamos la décimo octava edición de ENADE 2024: “Cambiemos el Chip, Certeza Jurídica y Confianza en las Instituciones», la cual nos permitió conocer los pasos firmes que estamos dando en digitalización, gracias a la Ley Antitrámites. De esta forma, hemos logrado que el 83.2% del total de nuestros trámites ya se realicen en línea, reduciendo los procesos burocráticos para que se tornen más sencillos y transparentes y con ello, seguir avanzando en generar una mayor seguridad jurídica para los inversionistas.

El camino a seguir para el 2025 

Estos tres grandes logros del 2024 son ejemplos del compromiso de todo el tejido social, empresarial e institucional por transformar Guatemala. Este esfuerzo conjunto marca un frente claro de trabajo para este nuevo año: seguir impulsando nuestra infraestructura. Guatemala ya dio un avance importante en este aspecto con la aprobación de la Ley de Infraestructura Vial, nuestro objetivo más importante ahora es asegurar su correcto funcionamiento para poder ver los tan anhelados cambios que necesitamos en nuestra infraestructura para crecer como nación. Cumpliendo esta meta aseguraremos un crecimiento sostenido de la inversión pública, y podremos alcanzar nuestro objetivo de superar el actual 1.7% y lograr un 6% en los próximos años.

Este ambicioso desafío requiere no sólo un enfoque estructurado y visionario, sino también la articulación efectiva entre el sector privado, el público y la sociedad civil. Solo a través de esta colaboración, que actúa como motor del cambio, podremos generar las transformaciones necesarias para construir una economía más dinámica y resiliente. Que este 2025 sea un nuevo año para redoblar esfuerzos, fortalecer alianzas y avanzar juntos hacia un futuro más próspero para todos.