“Los ODS nos inspiran a repensar nuestras acciones y enfrentar juntos los desafíos que trascienden fronteras”
Abril, fue un mes donde conmemoramos diversas fechas importantes como el Día Mundial de la Salud, del Emprendimiento, de la Tierra y del Libro. Además, se llevó a cabo en Santiago de Chile la sexta edición del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible 2023, evento que convocó a más de mil participantes entre ellos diversas entidades, líderes, representantes de gobiernos y sociedad civil para abordar los avances en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
Desde mi perspectiva, esta agenda es como un mapa, donde el destino final es el Desarrollo Sostenible que todos queremos alcanzar y que solo lo lograremos trabajando en equipo. Por tanto, es esencial realizar reuniones para una adecuada introspección desde cada rol.
Es importante recordar que los ODS fueron establecidos en el 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y han transcurrido ocho años desde que se fijó la agenda 2030. Donde, en retrospectiva, hemos atravesado diversos momentos cruciales como crisis migratorias, políticas, económicas, humanitarias y de salud que han puesto a prueba nuestra resiliencia y capacidad para tomar decisiones en beneficio de la sociedad y la Tierra.
Hay avances relevantes, sin embargo, aún tenemos mucho por hacer porque como anunciaron en la inauguración del Foro, se estima que apenas el 25% de los ODS se cumplirán en el 2030 y si bien el 48% de los objetivos se encuentran en la vía correcta, esto resulta insuficiente para lograrlos en el plazo previsto. Dichos resultados, sin duda alguna, nos dejan un sinsabor y, al mismo tiempo, nos exigen acelerar el paso en la búsqueda de nuevas formas de abordar los objetivos, sumando cada vez a más entidades y personas.
Por ello, quiero compartir con ustedes algunas reflexiones que nos dejó el Foro y el sexto informe titulado “América Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030: avances y propuestas de aceleración”.
Lo primero es ratificar la importancia de las alianzas público-privadas y la participación de la sociedad civil. Para retomar la ruta hacia el desarrollo sostenible es esencial el actuar, la cooperación y el diálogo entre los principales actores: el Estado, la sociedad civil y las entidades privadas. De esta forma, podemos dar a conocer las diversas experiencias y resultados de los proyectos ejecutados o en transición, para fortalecer las capacidades nacionales y lograr sociedades justas, inclusivas y productivas.
Lo segundo es mantener la visión a futuro para avanzar hacia la consecución de los ODS. A través de la prospectiva, podemos estudiar tendencias, analizar datos y hacer predicciones para entender cómo podría ser el mundo en unos años. En este aspecto, tiene un papel fundamental en el desarrollo de iniciativas guiadas por la Agenda 2030 y el fortalecimiento de la capacidad de anticipación frente a los riesgos y crisis que puedan suceder en los países de América Latina y el Caribe.
Asimismo, un tercer punto que está relacionado con la necesidad de iniciativas de alto impacto y decisiones transformadoras. Quedan 7 años para el 2030, lo cual nos exige reforzar las estrategias, plantear, diseñar e implementar políticas y proyectos efectivos para afrontar los desafíos y objetivos trazados. De este modo, estas propuestas deben adaptarse a las realidades de cada país y comunidad, porque así lograremos resultados multiplicadores y acelerados.
Tenemos ante nosotros una nueva oportunidad para retomar el rumbo hacia el norte próspero, donde habrá muchas tormentas y aguas turbulentas para llegar al tesoro del desarrollo sostenible, pero es necesario la contribución y determinación de todos. Así, podemos dejar un legado y hacer una diferencia significativa y duradera en el mundo para las generaciones futuras. Además, fomentaremos en ellos un espíritu de solidaridad para continuar protegiendo y preservando el planeta, sus recursos naturales y las personas que habitan en ella.